En una fría tarde de
invierno, Lorena se encuentra sentada en la silla que tiene al lado de la
ventana de su salón esperando la llegada de su amado Raúl. Pasa el tiempo y no
llega, Lorena se empieza a impacientar, pero a lo largo de la calle se ilumina
una sombra, era Raúl. Lorena asustada le recibe con muchas caricias y Raúl le
explica el porqué de su tarde llegada. Pasado un tiempo llega la madre de
Lorena y Raul se mete debajo de la
cama para que no le pillasen. Lorena intenta que su madre no entre en la
habitación. Raul consigue salir airoso
de esta situación.